Libre es aquel que elige

Andar a tumbos, pleno de libertad, entre el sí y el no,

cuerpo caído bajo el peso de las posibilidades,

aplastado por la disyuntiva libertaria de lo elegible,

apuntando temerario en dirección de lo escogido.

Un objeto que se recoge del suelo

y se deja caer sin darnos cuenta:

he ahí el apetecido elegible.

Hablemos ahora, elige escucharme.

De apuestas:

Caminar con los ojos vendados,

palpar sin recato,

el sí sin el no: el sí a tientas.

Hablemos ahora, elige escucharme.

De apuestas perdidas:

Hombre libre.

Me dejas caer y no te percatas.

Tus manos se ocupan de una búsqueda incierta,

derrumbas los muros y recorres caminos abiertos.

Yo, me escondo de tu espectro elegible,

en busca de límites palpables y de encuentros ineludibles,

presa de vida